Argentina dio un paso gigante en el camino de la producción de vacunas. El Laboratorio Richmond fermentó, formuló, filtró y envasó unas 21.000 dosis de Sputnik V, dosis 1 y dosis 2, de las que se sacó una muestra para realizar el control de calidad en Rusia, en el Instituto Gamaleya. El proceso de validación de lo hecho en Argentina tardará entre dos y tres semanas, y el proceso consiste en que de Rusia viene el elemento activo de las vacunas y aquí se hace toda esa compleja etapa final. Según el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF por sus siglas en inglés), el Instituto Gamaleya, el Laboratorio Richmond y la Casa Rosada, si las cosas salen correctamente, se podría arrancar con la producción masiva en junio.
En el gobierno manejan la noticia con prudencia porque las cuestiones biológicas no son sencillas en cuanto a tiempos y resultados. El proyecto y el fideicomiso para la producción se llamarán Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino (VIDA), pero la vacuna seguirá denominándose Sputnik porque es la marca registrada.
En febrero de este año, Alberto Fernández estuvo en el laboratorio en una visita oficial y muy pocos días después, el 26 de febrero, Richmond anunció en la Bolsa que se suscribió en Moscú un Memorándum de Entendimiento con el Instituto Gamaleya y el RDIF para la fabricación de Sputnik en la Argentina. En ese marco hubo un compromiso de construir una nueva planta en Pilar para realizar todo el proceso, aunque se avanzaría mientras tanto en las instalaciones disponibles.